BRINDIS

… Amigos:
dentro de unos días me veré rodeado de chicos,
de chicos torpes y listos,
y dóciles y ariscos,
a muchas leguas de este Santander mío,
en un pueblo antiguo,
tranquilo
y frío,
y les hablaré de versos y de hemistiquios,
y del Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo),
y de pluscuamperfecto y de participios,
y el uno bostezará y el otro me hará un guiño.
Y otro, seguramente el más listo,
me pondrá un alias definitivo.
Y así pasarán cursos monótonos y prolijos.
Pero un día tendré un discípulo,
un verdadero discípulo,
y moldearé su alma de niño
y le haré hacerse nuevo y distinto,
distinto de mí y de todos; él mismo.
Y me guardará respeto y cariño.
Y ahora os digo:
amigos,
brindemos por ese niño,
por ese predilecto discípulo,
por que mis dedos rígidos
acierten a moldear su espíritu,
y mi llama lírica prenda en su corazón virgíneo,
y por que siga su camino
intacto y limpio,
y por que este mi discípulo,
que inmortalice mi nombre y mi apellido,
… sea el hijo,
el hijo
de uno de vosotros, amigos.

GERARDO DIEGO

Gerardo Diego Cendoya (Santander, 1896-Madrid, 1987) fue uno de los destacados poetas de la Generación del 27. Estudió Letras en la Universidad de Deusto, aunque se licenció en la Universidad de Madrid. En 1920 obtuvo la plaza de Catedrático de Lengua y Literatura e impartió clases como profesor de instituto en distintas ciudades españolas, como Soria, Santander, Gijón o Madrid. Su actividad literaria comenzó a una edad muy temprana, publicando en 1918 su primera obra, el cuento La caja del abuelo, en El Diario Montañés. Durante estos primeros años colaboró en distintas publicaciones, como la Revista Grial, la Revista Castellana y diversas revistas vanguardistas (Grecia, Reflector o Cervantes). Su primer libro de poesías, El romancero de la novia, vio la luz en 1920. Fundó las revistas Carmen y Lola, y dio a conocer a la Generación del 27 tras la publicación en 1932 de su antología Poesía española: 1915-1931. Durante los años de posguerra Gerardo Diego continuó con su actividad poética con obras como Ángeles de Compostela, Alondra de verdad o Romances. En 1962 obtuvo el premio Calderón de la Barca por su retablo escénico El cerezo y la palmera, su incursión en el teatro. El gran reconocimiento del autor llega en 1979 con la concesión del Premio Miguel de Cervantes, que comparte con Jorge Luis Borges. Su obra mezcla, con niveles de calidad pocas veces igualados, las influencias vanguardistas con el clasicismo, como ocurre en otros autores de su generación. 

Nuestro compañero Ángel Campillo ha querido despedirse de nosotros con este poema. También Carmen Carrillo se despide con otro poema de José Saramago que publicamos hace algún tiempo:

¿Que cuántos años tengo?

Ambos son un canto a la vida que continúa para ellos, como para los demás compañeros que se jubilan, con renovada ilusión. 

Carmen nos dice:

Pienso, igual que Saramago, que lo importante de la edad no son los años ni las arrugas que tenemos, sino la actitud que adoptamos ante la vida y que disfrutemos con ilusión de las experiencias que nos toca vivir.

Estas son las palabras de Ángel Campillo:

Con este precioso poema, «Brindis», que siempre ha sido uno de mis preferidos, quiero despedirme de todos mis compañeros. Los versos no hablan de despedida sino de comienzos, de nuestros comienzos y del comienzo de cualquier enseñante. Pero yo también os los quiero dedicar a vosotros, mis queridos colegas del Medina Azahara.

Gracias por vuestra amistad y colaboración, y por vuestro ejemplo.

Os deseo a todos una vida profesional tan feliz como lo ha sido la mía. Que disfrutéis de nuestro maravilloso oficio de educadores. Y que también, como yo lo he hecho, podáis brindar por tantos predilectos discípulos que serán vuestra obra mejor.

Podéis ver al propio Gerardo Diego en este vídeo explicando su concepto de la poesía.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/programas-y-concursos-en-el-archivo-de-rtve/poesia-imagen-gerardo-diego/2788882/

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